martes, 24 de enero de 2012

Juicio a Lady Day


Se denominó "Estados Unidos de America versus Billie Holiday". Y eso parecia.

  Me llevaron a una sala de tribunal del Palacio de Justicia Federal en Filadelfia. Allí alguien leyo la acusación:
El 16 de mayo de 1947 en el distrito este de Pennsylvania, Billie Holiday recibió, ocultó, tuvo consigo y facilitó el traslado y ocultamiento de drogas ilegalmente importadas y entradas a Estados Unidos infringiendo la ley ...
  Un ayudante del fiscal tomó la palabra.
- Bien, Billie Holiday - dijo -. Está acusada de violación de la Ley de Estupefacientes, se le ha mostrado copia de la acusación, y usted a señalado su deseo de renunciar a un procesamiento por el Gran Jurado. Tiene derecho a ser representada por un abogado.
- No tengo abogado -dije, y era verdad.
-¿Quiere un abogado, srta. Holiday? -pregunto el fiscal.
-No, respondí.
-Entonces , aquí tiene una renuncia al nombramiento de un asesor legal; si es tan amable, firme en esta linea.
Me mostraron un papel rosa y lo firmé.
Habría firmado cualquier cosa. Llevaba una semana sin probar bocado. Ni siquiera el agua me asentaba en el estómago. Cada vez que intentaba echar una cabezada en la celda aparecía un funcionario y me despertaba para que firmara algo, hacerme vertir para ir a otro despacho.


  Cuando llegó el momento de presentarme ante el tribunal, ni siquiera podía andar. No estaba en forma ni para estar de pie delante del espejo, de modo que decidieron darme una inyección para evitar que me hiciera pedazos por la falta de droga. Resultó que lo que me aplicaron era morfina.
-¿En ningún momento ha sido representada esta mujer por un abogado? -dijo el juez.
-Hoy recibí la llamada de un hombre que había sido su asesor -contestó el fiscal-. Le explique la cuestión y más tarde volvió a llamar afirmando que no estaban interesados en presentarse y deseaban que este asunto siguiera manejándose tal y como se está manejando ahora.
  Todavía hoy puedo leer esa oración y echarme a llorar. "No estaban interesados en presentarse y deseaban que este asunto siguiera manejándose tal como se está manejando ahora". En lenguaje liso y llano, eso significa que a nadie le interesaba ocuparse de mí en ese momento.
   Tampoco podía esperar que la Sociedad deAbogacía de Pobres fuera corriendo a ayudar a una chica que ganaba más de dos mil dolares semanales. Sabía que estaba sola.
  Me dieron a firmar un papel en blanco.
-Esta es la renuncia a la presentación de un procesamiento ante el Gran Jurado, srta Holiday.
  Nunca lo tuvieron tan facil. Firmé el segundo papel, El resto quedaba en manos de ellos. Yo solo era una paloma.
-¿Que alega? -preguntó el secretario.
-Quiero declararme culpaple y ser enviada a un hospital-dije.
  Entonces habló el fiscal.
-Si su señoria me lo permite, éste es un caso de drogadicción, aunque más grave que la mayoría de nuestros casos. La srta Holiday es artista profesional y se encuentra entre las de mayor categoría en lo que a ingresos se refiere ... / ... Lamentablemente, estaba rodeada por los peores parásitos y sanguijuelas. Estos individuos salían a buscar esas drogas y las pagaban entre cinco y diez dolares; luego se la cobraban a cien o doscientos dolares a la acusada. En nuestra opinión, lo mejor que puede hacerse por ella es llevarla a un hospital, en el que sera correctamente tratada y donde tal vez se cure de su adicción.


  Entonces tomó la palabra el juez. Me preguntó si no sabía que estaba mal la tenecia de estupefacientes. ¿Que esperaba que contestara?. Le dije que no podía evitarlo después de haber empezado. Me pregunto que cantidad consumía. Cuando el agente federal le informó, el juez quiso saber si ésa era una cantidad importante. Roder le notificó que era suficiente para matar a cualquiera de ellos. No era verdad, no los habría matado, los habría echo volar a grandes alturas, eso es todo. Me habían dicho que si me declaraba culpable me enviarían a un hospital. Estaba muy ansiosa y lo único que quería era que me internaran.
  A continuación el juez me anunció:
-Quiero que sepa que ha sido citada como acusada; no será únicamente enviada al hospital para su tratamiento. Será tratada, pero quiero que sepa que no por eso dejará de ser condenada como delincuente. Durante su encarcelamiento será sometida al mejor tratamiento médico que pueda dársele. Abrigamos la esperanza de que en el plazo de cumplimiento de la condena, se rehabilite y vuelva a la sociedad como una ciudadana útil, ocupando su lugar en la profesión que ha escogido y en la que ha alcanzado tanto éxito. Este tribunal la condena a presidio durante un período de un año y medio. 


  Todo terminó en cuestión de minutos; me aplicaron otra inyección para que no me diera el ataque en el tren, y a las nueve en punto de esa misma noche ocupé la litera de arriba de un tren rumbo al Reformatorio General para Mujeres de Alderson, en West Virginia, bajo la custodia de dos matronas blancas y gordas. 
Se comportaron como si me tuvieran pánico. Cuando pedí a una de ellas que me consiguiera una botella de cerveza, bufó y dijo que eso iba contra las normas. Demonios, me habían aplicado una droga para que no tuviera el mono, y eso también iba contra las normas. Por último, una de ellas se ablandó y me consiguió una cerveza pequeña.
  Los consumidores de drogas son enfermos. Y nos encontramos con que el gobierno persigue a los enfermos como si fueran criminales, diciendo a los médicos que no pueden curarnos, procesándolos porque tienen un poco de droga sin pagar los impuestos correspondientes, encarcelándolos.
  Imaginemonos que el gobierno persiguiera a los enfermos de diabetes, gravara con impuestos la insulina impulsándola así al mercado negro, prohibiendo a los médicos que los trataran, y luego los detuvieran y procesara por no pagar impuestos, encerrándolos finalmente en la cárcel. Si hiciéramos eso, todo el mundo diría que estamos locos de remate. Sin embargo, hacemos prácticamente lo mismo todos los días del año con los enfermos que se han enganchados con la droga. Las cárceles están llenas de enfermos y el problema se agrava día a día.

Texto extraído del libro "Lady sings the blues"
(Libro de memorias escritas por Billie Holiday con la colaboración de su amigo y pianista William Dufty)

* Próxima entrada:  "Billie en la cárcel"

2 comentarios:

  1. "Así sube
    la balanza
    sube el precio..."
    (Sr. Cobranza - Las Manos de Filippi)

    Muy interesante el pasaje, exponente de estupidez y miseria.

    Y deliciosa voz...

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  2. Si no hubiera tenido esa deliciosa voz hubiera malvivido en la America de los años 40 y 50 del siglo pasado, como lo hicieron miles de seres humanos con la piel negra, donde el racismo y las injusticias sociales campaba a sus anchas.

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